Nahuel nos envía su reflexión sobre San Martín a partir de un trabajo distrital. Agradecemos su envío y el aporte de su maestra de 7º.
¿Fue Argentina siempre un país libre?. No, a la llegada de los españoles la libertad fue cada vez menor, se quedaban con las riquezas, con las tierras, dejando a las personas al margen de las decisiones, no pudiendo decidir qué hacer, a quién comprar, a quién vender. Entonces la gente empezó a disgustarse cada vez más por éstos hechos, pensando que no necesitaban a nadie para gobernarse, que podían hacerlo solos. Hombres y mujeres empezaron a soñar con la libertad, a recorrer un proceso que duró años para revelarse contra los españoles, para defender sus ideales con la espada, con la pluma y la palabra; querían soltar su grito de libertad para hacer callar a los tiranos y a todo aquel que quisiese seguir manteniendolos en el reino de las tinieblas. Es por eso, que dejando huellas de sangre en nuestra historia comienzan a recorrer el camino de la esperanza por la libertad del pueblo.
Un ejemplo de esa lucha fue el General San Martín, que dio todo luchando por romper las cadenas que apresaban a las personas no solo de nuestro territorio sino de toda Latinoamerica. Pensaba en una patria grande, como amor de madre. Sus ideales eran gigantes, nunca dejó de luchar por ellos, de intentar destruir lo que nos separaba de la libertad, para ser un territorio sin pies pero que camine a pesar de todo.
Por lo tanto, es por hombres como él, fuerte de todas las maneras posibles: usando la palabra, la acción, comiendo cosas horribles para el paladar, insentivando a sus soldados con el grito de la esperanza: ¡libertad!.
En conclusión, todos hacemos la patria, en cada día, en cada lucha, en las escuelas, en las costumbres que mantenemos, en cada palabra, y en cada persona; esa es Argentina, ¡nuestra Argentina!, una nación que se construye con el esfuerzo de todos para defender el legado que nos dejó el padre de la patria: el General José de San Martín.
Escuela 22 DE 13°
Alumno de 7°C - TT
NAHUEL
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Relatos docentes - La escritura
María Jimena Soria, docente de 7º de la escuela 22 DE 13 comparte una propuesta sobre escritura. Agradecemos su envío y lo compartimos con los lectores.
¿Cuál es la receta para empezar a escribir? ¿cómo poder sortear el desafío de encontrarse ante la hoja en blanco?. Es el vacío, es pensar cuál es la palabra mágica que permita poder plasmar mis ideas, mis sentimientos, mi propia marca. Pero más complejo aún es acompañar esos miedos, es incentivar el animarse a transitar ese proceso, a estimular los errores, el seguir adelante, los silencios, los borbotones de palabras o los ecos que resuenan sin encontrar compañía.
Es en tanto, proceso complejo para el que escribe, como para el que acompaña y debe orientar esos miedos, frustraciones, broncas o por que no también satisfacciones. No tengo respuestas precisas, ni pasos a seguir como instructivo certero; pero me parece que quizás una posibilidad es compartir la propia experiencia al escribir con todo lo que eso conlleva, compartir las tachaduras, los borradores, las listas de palabras, lo que puede inspirar cuando las palabras no llegan, el animarse…
Sin embargo, el proceso es único para cada uno, donde se debe enfrentar con sus propios fantasmas, encontrar las coordenadas para dibujar el recorrido para mostrarse que es posible hacerlo, que lo importante es animarse. Y lo mágico es que esa situación se retroalimenta crea en el que enseña la transmisión de recordar que es un proceso difícil, que debe ser acompañada, donde deben ser puestos los andamios para poder hacer, para poder escribir de la única forma posible de aprender a escribir, que es escribiendo.
Pero, a pesar de saberlo me interpelo: ¿puede transmitirse la emoción de ver un proceso de aprendizaje en palabras o solo puede entenderse pudiendo vivirlo? Pudiendo sentir erizarse la piel ante los logros, ante el recorrido inicial de no poder expresar una idea propia, una justificación, hasta de no reconocer los grafemas a usar y poder luego ser testigo de una reflexión, de un impulso de escritura propio que lleve a corregirse, a leerse, a volver sobre el para darle forma como hace el escultor con la arcilla cuando la moldea.
Es imposible encontrar palabras, como así percibir la gran complejidad que es para un escritor inexperto encontrarse frente a la hoja en blanco, los temores si bien tácitos podían percibirse; y me parece que es ahí donde uno debe desnudar su interior también. Compartir las experiencias, las dificultades que se suelen tener y las estrategias para sobrellevarlas; es ofrecer la mano para empezar a caminar, ir soltándola de a poco, volver a darla y por qué no ir quedando atrás para estimular la marcha hacia adelante, para adquirir autonomía en el sujeto de algo que va más allá de la actividad en sí misma, y que es aprender a confiar en sí mismo.
Docente: María Jimena Soria – 7° C
Escuela 22 DE 13° -
Agosto 2014
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